El vino de las xacias

Las xacias de A Cova

Las xacias de A Cova

 

 

 

En O Cabo do Mundo y las riberas que se extienden en sus proximidades, habitan unas hermosas criaturas: las xacias.

 

En el reino de las xacias hay un río, el Miño, y una cascada de riberas que descienden hacia él. Hay un laberinto de caminos que unen las aldeas con las viñas, nubes de castaños que alivian el calor en verano y cerezos que en primavera extienden sobre el paisaje un velo de flores blancas.

 

Viven en profundas pozas del río, la mayoría de las cuales se encuentran en los municipios de Chantada, O Saviñao, Pantón y Carballedo. Pocas veces se prodigan ante los ojos de la gente. En ocasiones, delata su presencia algún leve chapoteo en el agua, una rama que se mueve en la orilla aunque no haga viento o una columna de burbujas que rompen en la superficie.

 

Aunque son mitad persona y mitad pez, estos seres mágicos tienen la facultad de convertirse en humanos para relacionarse con nosotros sin ser descubiertos. Pero tienen que tener buenos motivos para hacerlo.

 

Una tarde de septiembre de hace unos años, cuatro hermosas mujeres pasaron por la bodega portando en la cabeza, cada una de ellas, un cesto de uvas. El primero llevaba mencía, merenzao el segundo, el tercero caíño y el último contenía sousón. A la sorpresa por presencia de las desconocidas, se sumó el asombro por el fabuloso aspecto de las uvas, que resplandecían bajo el sol del atardecer.

 

Una de ellas bajó el cesto y lo apoyó a en la cadera. Luego tomó un racimo y lo elevó en el aire, a la vista de los allí presentes, que todavía estupefactos, vieron cómo, a medida que el racimo se movía en el aire, dejaba tras de sí una brillante estela púrpura. “¿Habíais visto alguna vez unas uvas tan hermosas?”. Nadie contestó, pero por las miradas que se cruzaron entre ellos, quedó clara cuál era la respuesta. “¿Os gustaría saber en qué viñas de estas riberas han sido cultivadas?”. Una vez más, sin que nadie respondiese, se supo lo que todos pensaban. Tras unos segundos de absoluto silencio y miradas recelosas, alguien preguntó, “¿A cambio de qué nos cederíais ese tesoro?”. Las mujeres intercambiaron miradas de complicidad y la mayor de ellas, se adelantó a las otras, poniéndose más cerca del pequeño grupo de personas. “A cambio de que cada vendimia dediquéis una parte de la cosecha de estas viñas, a elaborar el vino favorito de las xacias ”. Tras los lógicos gritos de espanto y estupefacción, otro de los presentes preguntó: “¿Y cuál es ese vino?”. Las tres xacias más jóvenes sonrieron pícaras, mientras la mayor de ellas continuó explicando: ” Es el vino que resulta de escoger los mejores racimos de estas variedades de uva tinta, pero elaborándolas como si fuesen de uva blanca”. Se oyeron algunas carcajadas, ya que, los hombres y mujeres de estas riberas siempre habían hecho las elaboraciones a la manera tradicional: la tinta como tinta y la blanca como blanca. Entonces, alguien gritó, “¡el vino de las xacias, es como ellas, ni una cosa ni la otra!”.

 

Viendo que parecía no haber nadie interesado en ayudarlas a hacer su vino, las mujeres se dieron la vuelta y se disponían a irse cuando, de repente, alguien las detuvo, gritando a sus espaldas, “¡yo haré el vino de las xacias!”.

 

Desde aquella tarde, nuestra familia tiene un acuerdo con ellas: antes de cada vendimia, ellas nos muestran las mejores uvas y luego, cada otoño, nosotros les devolvemos el favor, entregándoles botellas de vino que ellas guardan en las mismas profundas pozas en las que viven y en las que, según cuentan las leyendas, guardan sus enormes tesoros.

 

Cada vez que tienen algo que celebrar, brindan con el vino que les ofrendamos cada otoño y tiñen de colores púrpura la superficie del agua, haciéndonos, aunque sea sólo visualmente, partícipes de su alegría.

 

 

(Relato creado por Abadía da Cova-Adegas Moure)

2 Comentarios

Manuel López Rosendo · 23 marzo, 2022 - 11:03

Que fantástico relato, hace tiempo había oído algún comentario. Referente al vino me parece de una excelente calidad y con un bonito nombre.

Edi · 23 marzo, 2022 - 11:03

Precioso relato na honra dun delicioso viño e dos seres que habitan o noso río Miño: os xacíos.
Este viño rosado é froito do esforzo e adicación duns homes e mulleres que buscan sorprender con novos sabores a todos.

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